Damián Malrechauffe: “En 2004 estábamos convencidos que íbamos a ser campeones”
Del lateral y la zaga, a la dirección técnica en Rentistas. El doble Campeón Uruguayo Damián Malrechauffe habló de su carrera, los títulos con Danubio, la histórica goleada a Peñarol 7-2 en el Centenario y lo que se le viene como entrenador.
¿Cómo se dio tu llegada a Danubio?
Yo empecé en baby fútbol jugando por el 7 Estrellas y de ahí pasé a AUFI en Danubio. Practicábamos en el Forno. Hubo un momento que llegué a jugar en los dos equipos porque al ser ligas diferentes se permitía. Hacía sábados en uno y domingos en el otro. Con la franja estuve desde décima hasta llegar a Primera.
Haber debutado luego de todo ese recorrido imagino fue algo especial…
Sí, sin dudas. Fue una tarde y un año muy especial. Debuté con Gerardo Pelusso contra Fénix en Jardines del Hipódromo. Me acuerdo que me había probado unos días antes en tercera división para ver si respondía y luego me mandó a la cancha. El 2004 tuvo todo: debut, Campeonato y por si fuera poco compartí las primeras concentraciones con el “Polillita”. Ahí veía todo lo que hacía para jugar los fines de semana, era un amor por el club impresionante.
No se da siempre debutar y ya ganar títulos. ¿Cómo ves hoy aquel Uruguayo?
En 2004 había una motivación muy grande y a medida que se fue dando el Campeonato, se empezó a dar ese convencimiento que se nos podía dar. Incluso después de perder la primera final con Nacional estábamos seguros que íbamos a ser campeones. Se notaba, era un equipo fuerte, bien manejado por Gerardo (Pelusso) y que tenía grandes jugadores.
Muchos de ese equipo estuvieron en el famoso 7-2 a Peñarol en el Centenario. ¿Es verdad que les pidieron que aflojen un poquito?
Yo sinceramente dentro de la cancha no lo sentí, pero sí escuché rumores como que algo pasó. Más allá del resultado en ningún momento los sobramos, aprovechamos la ventaja que nos dio Peñarol y se logró el resultado que se logró. Después del partido lo que me acuerdo son los problemas que tuvieron los jugadores de ellos con su hinchada.
Fue una tarde increíble, histórica y que me quedó grabada a fuego.
El 2006/07 fue uno de los mejores Danubio de la historia y ganó todo. ¿Qué recuerdos tenés de aquel año?
Cuando miro los cuadros que hay en la sede de los equipos campeones, solo me sale decir: “estos tenían un equipazo”. Si bien yo era un niño me pasa con el de 1988 y desde el 2007 con el nuestro de esa temporada. Recuerdo los jugadores que había y estaba salado enfrentarnos. Encima nos encontró con un director técnico que ya en ese momento tenía mucho del fútbol moderno de ahora. Le gustaba tener la pelota, presionar tras la pérdida, llegar con mucha gente al área. Es más, cambiaba las formaciones y pasaba a jugar con tres a cuatro en el fondo. Había un plan estratégico que terminó siendo un combo perfecto.
Fuiste compañero de Edinson Cavani… ¿Ya se notaba que iba a terminar siendo el jugador que es?
Sí, ya te dabas cuenta que iba a ser un crack. Me pasa con compañeros que compartí equipo y me preguntan por él. Era igual que ahora, competitivo, con ese sano ego que tenés que tener para llegar a jugar en la elite. Obviamente después lo fue puliendo, pero se notaba que podía ser un fuera de serie.
De “aquellos” Danubio al actual hay bastantes cambios. ¿En qué momento sentís que está el club hoy?
La verdad es que lo veo bien, creo que con la llegada de Jorge (Fossati) le dio esa identidad de juego que necesitaba el equipo. No sólo por lo que significa él, sino por la forma en la que planta al cuadro, con el sistema táctico que presenta. Estoy seguro que se va a ir mejorando aún más, pero el cambio ya se viene viendo desde la Segunda División.
En Maroñas siempre se valora el caño y la gambeta. Hacé lugar para la mejor patada que pegaste…
¡Pah! Se la di a Gastón Filgueiras, pero fui una bestia. La pelota iba cayendo, él fue tranquilo a pararla en el piso y yo no quise dejar que picara. Me barrí para adelante para tomar la pelota en el aire y “lo partí”. No me echaron (risas), pero tenían que haberme expulsado y darme seis fechas.
Atrás quedó la gloria, goles y alguna falta como esa. ¿Cuándo y de qué manera tomaste la decisión de retirarte?
Ya lo venía pensando. Llegaba a casa, quería disfrutar cosas con la familia y entre estar cansado y levantarme temprano al otro día necesitaba un cambio. Fue más desde lo emocional que de lo físico. Mismo dentro del plantel como jugador había empezado a tomar otro rol. Últimamente no me tocaba jugar tanto, pero era una especie de técnico adentro de la cancha, por eso la transición no fue tan difícil. Me quedo con la tranquilidad que yo dejé el fútbol y no el fútbol a mí.
En la actualidad estás como ayudante técnico en Rentistas. ¿Qué tipo de entrenador nos vamos a encontrar en un futuro cercano?
Me gusta el fútbol asociado, tener la pelota, ser un equipo intenso, agresivo. Que mis dirigidos tengan la pelota y sean protagonistas es fundamental. A mi incluso de jugador me gustaba tenerla, es algo que me fueron inculcando y hoy desde el otro lado, es algo que también quiero transmitir.
¿Te gustaría hacerlo en Danubio?
Sí, no te voy a negar que me gustaría volver a la institución nuevamente. Puede ser en juveniles o en primera división, pero el hecho de formar nuevos talentos y transmitirle a los nuevos jugadores mis experiencias y conocimientos me seduce mucho. Ojalá algún día se pueda dar la vuelta a Danubio.