• Saturday, April 20, 2024

Daniel “Pecho” Sánchez: “En mi vida jamás vi a un equipo jugar en Uruguay como el Danubio de 1988”

Fiel a su apodo, Daniel Sánchez le puso el “Pecho” a todas las preguntas. Su llegada a Danubio en 1987, la conquista del Campeonato Uruguayo al año siguiente, el recuerdo imborrable de la histórica campaña en la Copa Libertadores y sus pasajes como técnico del club.

Daniel Sánchez en su actividad como coordinador de fútbol del Colegio Elbio Fernández.
Daniel Sánchez en su actividad como coordinador de fútbol del Colegio Elbio Fernández.

Si bien sos ídolo y en consecuencia muy querido, no te formaste en Danubio. ¿Cómo se dio tu llegada al club?

Yo empecé en La Rinconada (baby fútbol), luego hice formativas en River Plate y debuté en primera división. Estuve cuatro años sin contar el pasaje por juveniles. De ahí pasé a Liverpool, jugué en Rampla Juniors, Central Español y en 1987 me llamó Luis Cubilla. Fui la única incorporación de esa temporada porque Fernando Kanapkis venía de Fénix, pero Danubio lo había comprado. Fue el año que empezó a formarse el equipo de 1988 que terminó siendo Campeón Uruguayo.

Los que vieron la campaña de 1988, precisamente dicen que Luis Cubilla fue clave en esa conquista. ¿Coincidís?

Luis Cubilla ya estaba desde 1986 y a Danubio no le fue muy bien, de hecho terminó peleando el descenso. En 1987 siguió con una columna de jugadores muy jóvenes y ahí es donde empieza la formación. Fijate que yo era de los más veteranos y tenía 26 años. Después estaban jugadores como Edison Suárez, Adrián Viera, Gustavo Dalto que también tenían experiencia en primera y un promedio de 21 años. A ellos se le sumaron Eber Moas, Ruben Pereira, Ruben Da Silva, entre otros, que venían de una generación excelente. Ese año la campaña fue muy buena, pero en el final tuvimos un bajón y no clasificamos a las copas internacionales, de hecho no quedamos en una posición cómoda en la tabla del descenso

Esto lo destaco, porque ahí la Directiva encabezada por Héctor Del Campo (padre de Arturo, actual Presidente del club) decide algo muy difícil en ese momento que era mantener el mismo plantel para 1988. La verdad que le salió espectacular y sin ninguna duda el tiempo le dio la razón.

Para los que no lo vieron. ¿Cómo era el famoso Danubio de “Los Pibes de Walt Disney”?

Era una máquina que no paraba de ganar. Queda mal que yo lo diga, pero en mi vida y lo digo sin exagerar, vi en Uruguay a un equipo como el Danubio de ese año. Por ejemplo los laterales tenían un estilo muy parecido al de Cafú y Roberto Carlos, iban permanentemente al ataque. No subía uno y el otro se quedaba, iban los dos. Cuando llegábamos al área rival lo hacíamos con seis jugadores, algo que tampoco volví a ver. A su vez en la mitad de la cancha Ruben Pereira era impresionante. Jamás pude observar a un jugador similar y lo digo más allá de ser su amigo.

¿Cuándo tomaron conciencia que realmente podían ser campeones?

Pasando la mitad del Torneo Competencia nos empezamos a dar cuenta de lo que se podía venir. Vimos que no solo le ganábamos a los equipos en desarrollo, sino también a los grandes. En un momento nos tocó jugar con Peñarol en Jardines y le ganamos 5-1. Y ojo, no era cualquier Peñarol, era el Campeón de América y Vice campeón del Mundo. Ahí vimos que estábamos a la par de los más difíciles.

Además, lo importante de ese equipo es que no eran los once titulares, era un plantel. Cada jugador que entraba era clave. El mérito de Luis Cubilla en formarlo e Ildo Maneiro en afianzar a ese equipo y aceitarlo fue sin dudas importantísimo para todo lo que logramos.

En el fútbol no solamente la pelota es lo importante, hay otros detalles que también marcan. ¿Qué podes contar de aquel equipo?

La unión que tenía ese Danubio era espectacular. Pero no los jugadores, sino todos. El cuerpo técnico, los dirigentes, los funcionarios, los hinchas. Te voy a contar una anécdota del año siguiente al título: en 1989 salió un ómnibus con hinchas a Bolivia porque jugábamos con Bolívar y The Strongest. Lo pensás hoy y es una locura. Cuando llegaron, a algunos les sangraba la nariz producto de la altura y estaban con la mugre lógica del viaje. ¿Sabes lo que hicieron? Antes de ducharse y descansar un poco fueron a nuestro hotel 5 estrellas a saludarnos. Te lo cuento y me erizo.

Nosotros a los que pudimos los metimos en el hotel para que se bañaran, les conseguimos comida y tratamos de ayudarlos. Lamentablemente perdimos los dos partidos y la respuesta de ellos fue volver a nuestro hotel. Cantamos, nos abrazamos, lloramos juntos… Eso es Danubio y ese Danubio es muy fuerte.

Danubio termina Campeón Uruguayo en 1988 y efectivamente juega la Libertadores a la que más lejos llegó. Además de ese viaje. ¿Qué recuerdo te quedó?

Nos tocó un grupo muy difícil. Empezamos ganándole a Peñarol 4-1 en el Centenario, pero después perdimos tres partidos seguidos (los dos en Bolivia y el partido de vuelta ante al aurinegro). Sin margen de error jugamos en Montevideo contra los dos equipos bolivianos y ganamos ambas veces. Clasificamos y enfrentamos a Nacional, el actual Campeón del Mundo. ¿Sabés lo que era eso? Octavos de final.

Primer partido 0-0, el segundo ganamos 3-1 donde tuve la suerte de hacer el primer gol y el estadio quedó mudo. Silenciamos a 70.000 personas, fue extraordinario. Después tocó Cobreloa en Calama, 2200 metros de altura y en el desierto. Ganamos 2-0 y a la vuelta además de volver a ganar metimos 40.000 personas. Contra Atlético Nacional no pudimos, me hubiese gustado haber jugado allá primero y definir acá, no se que hubiera pasado.

A propósito de ese partido, los árbitros argentinos que estuvieron esa noche en Medellín contaron que recibieron amenazas. ¿Ustedes pasaron por algo similar?

Generaron un ambiente hostil. Si bien nos dieron seguridad era muy exagerado, de alguna manera te querían mostrar lo que pasaba. En la noche no nos dejaron dormir porque a la 1:00 de la mañana estábamos en un hotel en una montaña, abajo estaba todo oscuro, pero hubo estruendos y no bombas brasileras. Era distinto. A las 4:00 repitieron lo mismo. En el túnel del estadio había gente con banderas y camisetas, pero bueno, agresiones no hubo.

Sí escuché lo que dijo Juan Antonio Bava (árbitro del partido) y recién ahí me enteré.  Realmente me sorprendió muchísimo.

A Danubio después de tu etapa como jugador volviste como técnico en Juveniles y en Primera División. ¿Qué balance haces?

En juveniles fui campeón en sexta división en 2001 y tercera en 2002. Dirigí a jugadores como Sergio Rodríguez, Jadson Viera, Walter Gargano, Carlos Grossmüller, Cristhian Stuani. Te los podría nombrar a todos. Colaborar o aportar mi “granito de arena” para esa generación es un privilegio.

Luego en 2011 había firmado un contrato por 18 meses y finalmente estuve 14 porque me terminaron despidiendo. No guardo ningún recuerdo malo, estoy libre de rencores. Acumulo solamente experiencias positivas y ese año fue maravilloso.

La institución tenía que bajar el presupuesto, nos adaptamos a la situación y estuvimos a 15 minutos de ser campeones del Apertura. Luego en el Clausura bajamos un poquito el rendimiento, pero igualmente nos dio para clasificar a la Sudamericana. Ese año hicimos 52 puntos, apenas 5 menos de los que logró el Danubio Campeón Uruguayo del 2013/14.

Hoy la realidad de Danubio es otra y está retornando a la máxima categoría. ¿Cómo lo ves?

Lo veo muy bien. Jorge Fossati está trabajando de buena manera con la primera división y en las formativas no estoy en el día a día, pero veo que se está intentando retomar el camino, por ejemplo en la captación. Descender fue un golpe importante, pero de a poco se está recuperando. Danubio tiene que tener unión y fortaleza. Con esto yo siempre digo que hasta se puede llegar a ser campeón sudamericano, pero es fundamental tener esas bases fuertes.

Seguís cerca del fútbol. ¿Pero cuál es tu actividad actualmente?

Desde 2016 estoy trabajando como coordinador de fútbol en el Colegio Elbio Fernández. Me encuentro en todo lo que es primaria, secundaria y en el proceso posterior que sería Liga Universitaria. Realmente me siento muy cómodo. Se me valora muchísimo y estoy contento.

¿Se te puede ver en Maroñas nuevamente?

Hoy tengo a mi madre con problemas de salud y junto a mi hermano tenemos la necesidad de cuidarla. Esto me quita mucho tiempo. A su vez en el Elbio Fernández estoy extraordinario, pero por supuesto que no cierro las puertas. Yo quiero a Danubio eternamente por lo futbolístico, pero especialmente por lo humano. Eso es lo que te queda grabado a fuego y al club lo siento en el corazón .